En estos días de estudio estoy comprobando atónito como se expulsa del recibidor de la Biblioteca General a quienes hablan por teléfono. Cierto es que esto está dentro de las normas de dicho edificio, pero mi pregunta es: ¿qué hubiese pasado si dichos estudiantes estuviesen protestando telefónicamente y a gritos con "Bolonia"? Tal vez se les hubiese permitido continuar con dicha actitud o incluso su Ilustrísimo, Excelentísimo, Amadísimo y Grande de España Don Ignacio Jiménez Raneda se hubiese postrado ante ellos para después tenderles la alfombra roja y que pudiesen continuar con su actitud de telefónica protesta de una manera más digna.
¿O si hubiesen estado criticando la homosexualidad, bisexualidad, laicidad o el sentido común? Seguramente entonces hubiesen recibido una oferta para exponer sus ideas en forma de conferencia a cambio de unos cuantiosos emolumentos.
Que a todo esto, que antes de irme he podido ver al mismo guardia de seguridad encargado de evitar las conversaciones telefónicas mantener una justo en el mismo sitio donde dos minutos antes un pobre joven había recibido sus iras, producto tal vez de algún trauma infantil.
Contemplando el doble rasero en el uso de la fuerza en mi Universidad me quedo a cuadros.
Dada la situación económica y la enorme difenrencia entre vivir de alquiler o en hacerlo en una tienda de campaña, el señor Jiménez Raneda ya puede ir reservándome sitio para el año que viene: aunque para ello tenga que protestar contra cualquier chorrada.
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1 comentario:
Oie, no lo digas muy alto, que me acabas de dar una idea e igual me pongo una tiendecilla de campaña a tu lado :D
jajajaja ¡¡Qué suerte!!
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